Tenemos muchos mitos frente a ambas palabras. El Amor parece hacer referencia a entregarlo todo, a decir que sí, a evitar el dolor, a estar siempre. Como padres, parece nuestro deber dar respuesta a todas las necesidades de nuestros hijos, sin embargo, saber decir “NO”, reconocer verdaderamente si es una necesidad o un “querer” de nuestros hijos, hacer la diferencia con dar amor y sobreproteger. Amar realmente, es reconocer “la talla” (la edad y la etapa del desarrollo) de nuestro hijo(a) y responder a lo que realmente necesita, no siempre a lo que quiere. Y esta idea, nos conecta con el siguiente concepto, la autoridad. Somos Autoridad para nuestros hijos porque somos padres, porque tenemos una experticia: hemos vivido más, porque los conocemos y sabemos qué es realmente lo “bueno” para su desarrollo, madurez y felicidad. Ser Autoridad no es ser más alto, mas grande, gritar más duro. La autoridad se gana porque somos “expertos” en nuestros hijos. Un piloto de un avión es la autoridad en su materia y le entregamos nuestra vida porque confiamos en su experticia. De igual manera, para nuestros hijos, que nosotros como padres, tomemos decisiones conscientes, tengamos el control, los conozcamos, y los guiemos, eso representa autoridad para ellos. Ser autoridad tampoco nos hace perfectos. Podemos cometer errores para seguir aprendiendo, podemos investigar y descubrir nuevas herramientas, pero, sobre todo, nos hace expertos pasar tiempo con nuestros hijos, no solo de calidad, también de Cantidad. Al igual que practicar un arte o un deporte, ser Autoridad en alguna materia implica práctica, dedicación, atención. Una autoridad con amor se ejerce desde el respeto. Hay una frase que digo en consulta y es “trata a tus hijos como tratarías a tu jefe”. Por ser menores, no tienen menos derechos, por el contrario, tienen más derechos y quizás su afectación es mucho mayor, por estar en desarrollo su cerebro. Ellos podrán olvidad lo que les dijimos, pero recordarán siempre cómo los hicimos sentir. Tratar con respeto, amables pero firmes, es la clave para una comunicación asertiva, donde el mensaje es coherente entre las palabras y lo hechos. Donde no amenazamos ni premiamos, simplemente permitimos que mientras aprenden, vivan las consecuencias naturales y lógicas de lo que sucede. Autoridad con amor, es estar sintonizado con los hijos y guiarlos desde su unicidad, sus características propias y desde nuestra perfecta imperfección, porque los padres también estamos aprendiendo, y cada día, cada evento, cada etapa es una nueva oportunidad de volvernos expertos en nuestros hijos para ser siempre sus principales guías y una Autoridad con amor.

Juanita Boada

Coach Logoterapéutico

Vida- Familia - Educación